“La ecología es en sí misma una
filosofía, que integra pensamiento y acción; compromete no sólo el pensar y el
hacer, sino también el tener; para vivir con solo lo necesario” (Molina Arrieta
G. 2000)
Vivimos en un país que ocupa el
segundo lugar en biodiversidad en el planeta, en ciudades donde la
biodiversidad está amenazada y subvaloramos la importancia de los servicios
ecosistémicos; tenemos un déficit de conocimiento frente al tema, a pesar que
este conocimiento es vital para el presente y futuro de muchas especies
incluyendo la nuestra y las que están por venir.
Necesitamos una política de Bio
y Ecoalfabetización, porque si no se conoce lo que se tiene, no amaremos, no
valoraremos jamás la biodiversidad y no protegeremos toda forma de vida.
En estos años hemos venido planteando que
necesitamos un ECOCIMIENTO, una ECOALFABETIZACIÓN, necesitamos aprehender el
conjunto de saberes básicos sobre la vida en la naturaleza y la lógica de la
naturaleza misma.
La Ecoalfabetización, la entendemos como
el proceso vivencial de apropiación de conceptos, aptitudes, conductas y
sentimientos fundamentales, que nos permiten el vivir armónicos con la
naturaleza; conscientes del lugar que ocupamos en el planeta. Este conjunto
de principios fundamentales los deberemos aprehender vivenciándolos,
deduciéndolos por sí mismo, en condiciones tales que NO haya duda de su
apropiación.
Pedagógicamente
hablando, la Ecoalfabetización es la aventura del descubrir, aprehender y
enseñar las lógicas de la naturaleza, y convivir armónicamente en ellas. (G.
Molina, 2006).
Por
eso desde el 2005, hemos venido creando escenarios, didactizando espacios y
desarrollando actividades para bio y ecoalfabetizar, y consideramos que el
nuevo papel de la escuela, los gobernantes y la ciudadanía en general, es
entender la Ecoalfabetización como una política transversal y glocal (global y
local).